sábado, 8 de noviembre de 2008

viernes, 7 de noviembre de 2008

A LA CONQUISTA DE NUEVOS LECTORES

LA LECTURA NO DEBE de imponerse pero si facilitarse. La tarea de fomento en la escuela no es suficiente, por lo que en el Centro de Estudios de la Lectura y Literatura Infantil (CEPLI) reclama la implicación familiar.

1
Para construir un hábito lector en e niño los padres tiene que leer, pues de forma inconsciente los pequeños observan desde que tiene uso de razón el comportamiento de sus progenitores y tienden a copiar el modelo paterno.

2
Los padres tienen que ser mediadores entre el niño y el cuento. Si es pequeño, leerle un libro para mostrarle que éste es un objeto cercano y fundamental.

3
Si el niño ya sabe leer, y hasta que entienda que la lectura es una actividad silenciosa y solitaria, leerle las primeras páginas para que él luego continúe solo.

4
Separa la lectura de las tareas escolares para dejar constancia de que es gratificante, no obligatorio. Nunca un castigo.

5
Convencer al niño de que la lectura no es una pérdida de tiempo, que requiere un esfuerzo pero es divertida. Establecer al principio un horario preciso de lectura. La “hora de la lectura”.

6
Crear un ambiente propicio en el hogar. No encender la televisión cuando el niño esté leyendo o mandarle hacer un recado para manifestar así la importancia que la lectura tiene en su desarrollo.

7
Implicarse en la compra de libros o acompañar al niño al servicio de préstamos de las bibliotecas infantiles.

8
Leer antes losa libros para participar en la lectura del chico preguntándole. Comentar al niño que uno está leyendo para transmitir el entusiasmo.

9
Es necesario que haya una evaluación paterna de la temática, el grosor y el tamaño de la letra del libro infantil. No hay que olvidar que todos los libros no gustan a las mismas personas.

10
Crear una biblioteca infantil que crezca con el paso de los años. Los libros son una parte importante de la biografía de uno mismo.

11
En la biblioteca deben convertir títulos escogidos por los progenitores con otros seleccionados por los niños. Que el pequeño se forme su criterio propio y adquiera confianza y seguridad en sí mismo.

12
Los volúmenes tienen que estar ordenados en la librería por colores o tamaños. A medida que el niño crece, elegir una catalogación por colecciones, autores o temas.

13
En las estanterías, junto a los libros infantiles, deben colocarse los vídeos y otros soportes audiovisuales que contengan información educativa que merezca la pena conservar.

14
Consultar la web del Servicio de Orientación de Lectura ( www.sol-e.com) , creado por Fundación Germán Sánchez Ruipérez con la colaboración de los editores. La página facilitara a los menores de 18 años un catálogo de 1.500 títulos – se añadirán 500 más cada año – adaptados a sus gustos y divididos por edades.

CEIP MIRALVALLE

LOS LIBROS

  • Desarrollan la imaginación y el conocimiento del mundo, de las gentes que lo habitan, sus costumbres y sentimientos.
  • Estimulan la curiosidad por lo que nos rodea y nos acercan a mundos lejanos. Los libros invitan a buscar, a comprar y a comprender.
  • Educan los sentimientos, nos ayudan a conocernos y a identificarnos con otros.
  • Enriquecen el lenguaje y aumenta nuestra capacidad de expresión. Las palabras nos ayudan a pensar y a relacionar unas palabras con otras.
  • Nos vinculan con una comunidad cultural y nos ponen en contacto con otras visiones del mundo.

ORIENTACIONES PARA LEER EN FAMILIA

  • En los primeros años la narración oral es la fuente de disfrute e inicio fundamental a la palabra escrita.
  • Buscad un tiempo y un lugar para leer todo los días con los niños, sin que esta lectura tenga que ver con las tareas escolares. Incorporadlos a las rutinas de cada día. Hacer imprescindible este hábito ayudará a los niños a valorar los momentos de lectura
  • Leed juntos, sobre todo en las primeras etapas, en los que los niños no son lectores autónomos. Sentaos cerca y leer para ellos. Los niños aprende a leer viendo los textos escritos, observando las ilustraciones...pasando las páginas de un libro.
  • Leer como un adulto requiere soledad, silencio y tiempo. Leer en la infancia requiere compañía, voces y un poco de tiempo de los mayores.
  • Haced de la lectura un tiempo divertido. Cuando los niños son pequeños pueden leer historias jugando con la voz o entonando poemas y canciones. El niño mejora su lectura cuando se apropia del ritmo y los sonidos de las frases.
  • Preguntad al niño por sus lecturas. Si os interesáis por los libros que lee le posibilitaréis establecer conexiones, organizar la información y podréis ayudarle a se un lector activo.
  • Cualquier motivo puede ser bueno para leer: preparar una excursión, hacer un postre sabroso o conocer las reglas de un juego. Las guías turísticas, los recetarios de cocina, los periódicos, las instrucciones o la publicidad ayudan al niño a comprobar que leer es importante para cualquier actividad.
  • El ejemplo es importante, los niños imitan lo que ven. Optar por un periódico, revista o un libro les demostrará que para vosotros leer es gratificante.
  • Recordad que aunque no seáis buenos lectores podéis ser unos excelentes mediadores entre el niño y los libros.
  • Cuando los niños ya sepan leer, seguid compartiendo las lecturas en familia. Les gusta escuchar historias leídas en voz alta a cualquier edad, y siguen necesitando nuestro estímulo.
  • Preguntadle a maestro/ a de vuestros hijos o a los bibliotecarios qué lecturas son más apropiadas y cómo tenéis que hacerlo.
  • Por último, si un día, por cualquier motivo, no podéis hacer vuestro rato de lectura, no os desaniméis: volved a intentarlo al día siguiente con más ganas. Ánimo.

http://www.colegiomiralvalle.com/

CANCIONES DE PASILLO O PARED

CANCIONES DE PASILLO O PARED

Se cantan mientras una niña danza entre dos filas de niñas, dispuestas formando un pasillo o pared, que tocan palmas.

Recopiladora: María Angustias Nuevo Marcos.

Lugar: Navalmoral de la Mata

Fecha: 27-4-03

Informante: ella misma.

Al pasar por el cuartel

se me cayó un botón

y vino el coronel

a pegarme un pisotón.

5 ¡Qué pisotón me dio

el cacho de animal

que estuve siete días

sin poderme levantar!

Las niñas bonitas

10 no van al cuartel

porque los soldados

las pisan el pie.

—Soldado valiente,

no me pise usted,

15 que soy pequeñita

y me puedo caer.

—Si eres pequeñita

y te puedes caer,

cómprate un vestido

20 de color café,

cortito por delante,

larguito por detrás

con cuatrovolantes

y ¡adiós mi capitán!

Despereaux un ratón lector


El mundo es oscuro y preciosa la luz.
Acércate, querido lector.
Debes confiar en mí.
Voy a contarte una historia.






Merlota, la hermana de Despereaux, lo llevó a la biblioteca del castillo donde la luz entraba por altos ventanales y se posaba en el suelo formando brillantes parches amarillos.

-Venga -dijo Merlota-, sígueme, hermanito, y aprenderás lo mas importante acerca de cómo roer papel.

Merlota trepó a una silla y de ahí saltó a un atril sobre el que descansaba un enorme libro abierto.

-Por aquí, hermanito -dijo metiéndose entre las páginas del libro.

Despereaux la siguió, a la silla, al atril y a las páginas.

-Fíjate bien -dijo Merlota-. Esta cola de aquí es muy sabrosa y los bordes del papel son crujientes y apetitosos.

Mordisqueó el borde de la hoja y luego miró a Despereaux.

-Inténtalo -dijo-. Primero mordisquea un poco de cola y luego toma un buen bocado de papel. Y esos garabatos de las hojas son riquísimos. Despereaux bajó la vista al libro y, de repente, ocurrió algo muy sorprendente: las. marcas de las páginas, los “garabatos" como Merlota los había llamado, cobraron forma. Las formas se dispusieron a su vez en palabras, y las palabras formaron una frase encantadora y maravillosa: había una vez.

-Había una vez -susurró Despereaux.

-¿Qué-? -dijo Merlota.

-Nada.

-Come -dijo Merlota.

-No puedo, de ninguna manera -respondió Despereaux separándose del libro.

-¿Por qué?

-Hum -respondió Despereaux-. Arruinaría la historia.

-¿La historia? ¿Qué historia? -Merlota lo contempló de hito en hito, con un trocito de papel temblando en el extremo de uno de sus indignados bigotes-. Es justo lo que Pa dijo cuando naciste. Algo en ti no está bien.

Se volvió y salió de la biblioteca a toda prisa para contarles a sus padres esta última decepción.

Despereaux esperó hasta que su hermana se hubo marchado; se volvió a la página, y con una de sus patas tocó las preciosas palabras. Había una vez.

Tembló. Estornudó. Se sonó con su pañuelo.

-Había una vez -dijo en voz alta deleitándose con el sonido. Y entonces, siguiendo cada palabra con la pata, leyó la historia de una hermosa princesa y del valiente caballero que la servia y la honraba.

Despereaux no lo sabía, pero muy pronto le haría falta ser arrojado y valiente.

¿He mencionado ya que bajo el castillo se ocultaban las mazmorras?

En las mazmorras había grandes ratas. Ratas grandes y malas. Despereaux estaba destinado a enfrentarse a ellas.

Lector, debes saber que un destino interesante (a veces con ratas, a veces sin ellas) aguarda a casi todos los ratones y a los hombres que no se resignan.

Los hermanos y hermanas de Despereaux abandonaron pronto la ingrata tarea de intentar educarle para que fuera un ratón.
Y, de este modo, Despereaux fue libre.

Kate Dicamillo
Despereaux. Noguer Ed.

Hay que crear afición por la lectura desde la infancia

Hay que crear afición por la lectura desde la infancia y conseguir que sea una actividad deseada y voluntariamente elegida. Los padres han de ser conscientes de la importancia de formar “buenos lectores” y esforzarse en conseguirlo, creando un ambiente propicio para convertir esta actividad en algo habitual, placentero y libre. En una casa en la que los hijos crecen rodeados de libros y, sobre todo, de un ambiente lector, hay muchas posibilidades de éxito en la formación integral de esa persona. El lector no nace, se hace. Son los padres los que deben inculcar a sus hijos esa afición. El niño que ve leer sabrá imitar estas actitudes. He aquí algunos consejos para despertar la afición por la lectura en la familia:
-Que los padres valoren la lectura
-Que los hijos vean leer a sus padres
-Que los padres lean en voz alta a los hijos desde pequeños
-Que los libros estén presentes en la casa
-Que exista en la casa un lugar donde se pueda leer en silencio
-Que esté establecido un horario de lectura diario
-Que hablar de libros sea un tema frecuente de conversación
-Que los libros sean un regalo habitual
-Que debemos enseñar a los hijos a cuidar los libros.
-Que debemos animar a los hijos a formar su propia biblioteca.
-Que debemos acudir con ellos a las librerías, a las bibliotecas públicas, escolares, etc.





DIEZ PRINCIPIOS IMPRESCINDIBLES PARA CREAR BUENOS LECTORES
1.- Dar ejemplo: las personas adultas somos un modelo de lectura. Leamos delante de nuestros hijos y disfrutemos leyendo.
2.- Escuchar: en las preguntas de nuestros hijos está el camino para seguir aprendiendo. Estemos pendientes de sus dudas.
3.- Compartir: el placer de la lectura se contagia leyendo juntos.
4.- Proponer: es mejor sugerir que imponer. Evitemos tratar la lectura como una obligación.
5.- Acompañar: el apoyo de la familia es necesario. No los dejemos solos cuando aparentemente saben leer.
6.- Ser constantes: todos los días hay que reservar un tiempo para la lectura.
7.- Respetar: los lectores tienen derecho a elegir. Estemos pendientes de sus gustos y de cómo evolucionan.
8.- Pedir consejo: el instituto, el colegio, la biblioteca, las librerías y sus especialistas serán excelentes aliados. Hagámosles una visita.
9.-Estimular: cualquier situación puede proporcionarnos motivos para acercarse a los libros.
10.- Organizarse: ayudémosles a organizarse: su tiempo, su biblioteca...




VÍNCULOS DE INTERÉS
http://www.planlectura.es/
RECURSOS PARA FAMILIAS: ACERCAR LA LECTURA
http://www.sol-e.com/index.php.
SERVICIO ORIENTACIÓN A LA LECTURA

Cómo acercar a la lectura Ideas para fomentar el amor a los libros.



"Tuve la certeza de que un libro compartido duplica su gozo"
(Emilio Pascual, Días de Reyes Magos).

Fomentar el amor a la lectura es plantar una semilla que producirá muchas satisfacciones a padres e hijos. El niño que ama los libros tiene abierta la puerta de una vida escolar positiva y de una vida personal más rica.

Es tarea importante para los padres transmitir a los hijos el placer que ellos encontraron en los libros, pero sin que se "note" demasiado. Si la lectura aparece como una imposición, puede producirse el efecto contrario al deseado, el rechazo a los libros.

La mejor manera de hacer lectores es ofrecer imágenes lectoras positivas: que los pequeños vean leer en casa, que la lectura forme parte de un hecho cotidiano y agradable. Los padres que cuentan cuentos a sus hijos, que se los leen de forma permanente, que leen delante de ellos y comentan la ilusión de leer nuevos títulos, están creando un clima propicio para que crezcan buenos lectores. El hábito de la lectura no se improvisa, no se adquiere en un momento concreto de nuestra vida, sino gradualmente, día a día.


Es interesante tener en cuenta que existen diversas fases lectoras por las que pasan los niños relacionadas con su desarrollo y sus gustos.

" Durante los dos primeros años de su vida, etapa no lectora, lo importante será el contexto en el que se presenten los libros. El niño explora a través de los sentidos, por lo que se recomienda libros de plástico, con color, sonidos...; de tela, muy manejables; y, sobre todo, contarles cuentos en los que haya canciones, nanas, ... Se le denomina "edad sorpresiva".

" La siguiente etapa, de 2 a 4 años, la "edad simbólica", está marcada por todo aquello que despierta la curiosidad. Se ha de buscar libros que estimulen un aprendizaje oral y escrito y desarrollen la capacidad de observación y atención. Para ello están aquellos libros participativos o creativos, con juegos...; o los de conocimiento en los que descubren hechos reales; y también aquellos con contenido informativo, con los que de una manera sencilla se captan conceptos básicos.

" De 4 a 6 años, los niños quieren conocer cosas más lejanas a su entorno, buscan personajes imaginarios como dragones, piratas... Los libros adecuados son los cuentos ilustrados, historietas, cómics... Es la "edad rítmica".

A la hora de seleccionar un libro es fundamental la ilustración, el tamaño pequeño y la encuadernación en estas dos etapas pre-lectoras. Existe un disfrute material y visual con el objeto.
" La comprendida entre 6 y 8 años, es edad de fantasía, "imaginativa". Comienzan a soñar, a preguntar, a experimentar miedos... A esta edad les gusta todo tipo de cuentos, han desarrollado el sentido de la narración. Por tanto la temática será los animales, la magia, historias familiares y los clásicos de hadas y princesas. Sigue predominando la imagen, pero el texto empieza a tener importancia aunque sea breve. Tenemos buen ejemplo en los llamados álbum.

" Se denomina "edad heroica" la comprendida entre los 9 y 12 años. Aquí se mezcla la fantasía con la realidad; se reconocen sentimientos, un sentido extraño del humor, afirman su independencia aunque participan en juegos de equipo: les gustan, por tanto, las aventuras de pandillas. Les encantan los libros de aventuras, de exploradores y héroes, de ciencia-ficción, narraciones detectivescas y de misterio, de miedo. Y, especialmente, los tebeos.
En estas dos etapas se empiezan a dominar los mecanismos de la lectura. La imagen deja paso al texto, existe el argumento y la tipografía ha de ser atractiva y clara.

" La preadolescencia y adolescencia es la fase en la que el condicionante es en gran medida el ambiente en el que se desenvuelven. Es la edad de las rebeliones, de las crisis y de las transformaciones, amores y odios, ... que se ven reflejados en los personajes de ficción. Los libros que les atraen son los que les hacen soñar despiertos( románticos, los de contenido histórico, de otras culturas...) ya que buscan razones para explicarlo todo y aquellos cuyo tema es la "vida real" porque se sienten identificados con los problemas e inquietudes de los protagonistas. Es la etapa "múltiple". Es un periodo en el que se pueden aficionar a la lectura u odiarla. La literatura se acerca más a la de adultos.

Pero cualquier acto de leer debe estar precedido por el placer, no por la imposición. Gianni Rodari dice: "Nunca se debe ordenar leer un libro a nadie. Lo mejor es sugerir, mostrar, indicar, aquellos libros que nos parecen los mejores, para que nuestros hijos y alumnos se diviertan y aprendan". El alejamiento de los jóvenes de la lectura puede deberse a que nunca han encontrado lo que realmente buscaban.
http://www.planlectura.es/recursos/familias/acercarlectura.php?id0=6&id1=9&id2=

Despereaux un ratón lector.

El mundo es oscuro y preciosa la luz.
Acércate, querido lector.
Debes confiar en mí.
Voy a contarte una historia.





Merlota, la hermana de Despereaux, lo llevó a la biblioteca del castillo donde la luz entraba por altos ventanales y se posaba en el suelo formando brillantes parches amarillos.

-Venga -dijo Merlota-, sígueme, hermanito, y aprenderás lo mas importante acerca de cómo roer papel.

Merlota trepó a una silla y de ahí saltó a un atril sobre el que descansaba un enorme libro abierto.

-Por aquí, hermanito -dijo metiéndose entre las páginas del libro.

Despereaux la siguió, a la silla, al atril y a las páginas.

-Fíjate bien -dijo Merlota-. Esta cola de aquí es muy sabrosa y los bordes del papel son crujientes y apetitosos.

Mordisqueó el borde de la hoja y luego miró a Despereaux.

-Inténtalo -dijo-. Primero mordisquea un poco de cola y luego toma un buen bocado de papel. Y esos garabatos de las hojas son riquísimos. Despereaux bajó la vista al libro y, de repente, ocurrió algo muy sorprendente: las. marcas de las páginas, los “garabatos" como Merlota los había llamado, cobraron forma. Las formas se dispusieron a su vez en palabras, y las palabras formaron una frase encantadora y maravillosa: había una vez.

-Había una vez -susurró Despereaux.

-¿Qué-? -dijo Merlota.

-Nada.

-Come -dijo Merlota.

-No puedo, de ninguna manera -respondió Despereaux separándose del libro.

-¿Por qué?

-Hum -respondió Despereaux-. Arruinaría la historia.

-¿La historia? ¿Qué historia? -Merlota lo contempló de hito en hito, con un trocito de papel temblando en el extremo de uno de sus indignados bigotes-. Es justo lo que Pa dijo cuando naciste. Algo en ti no está bien.

Se volvió y salió de la biblioteca a toda prisa para contarles a sus padres esta última decepción.

Despereaux esperó hasta que su hermana se hubo marchado; se volvió a la página, y con una de sus patas tocó las preciosas palabras. Había una vez.

Tembló. Estornudó. Se sonó con su pañuelo.

-Había una vez -dijo en voz alta deleitándose con el sonido. Y entonces, siguiendo cada palabra con la pata, leyó la historia de una hermosa princesa y del valiente caballero que la servia y la honraba.

Despereaux no lo sabía, pero muy pronto le haría falta ser arrojado y valiente.

¿He mencionado ya que bajo el castillo se ocultaban las mazmorras?

En las mazmorras había grandes ratas. Ratas grandes y malas. Despereaux estaba destinado a enfrentarse a ellas.

Lector, debes saber que un destino interesante (a veces con ratas, a veces sin ellas) aguarda a casi todos los ratones y a los hombres que no se resignan.

Los hermanos y hermanas de Despereaux abandonaron pronto la ingrata tarea de intentar educarle para que fuera un ratón.
Y, de este modo, Despereaux fue libre.

Kate Dicamillo
Despereaux. Noguer Ed.

Despereaux un ratón lector

EL NIÑO DE CRISTAL

EL NIÑO DE CRISTAL
Una vez, en una lejana ciudad nació un niño transparente. Se podía ver a través de su cuerpo como a través del aire o del agua. era de carne y hueso pero semejaba vidrio; aunque si caía no se rompía ni quebraba, alguna que otra vez le salía un chichón pero era transparente: se le veía latir el corazón y deslizar sus pensamientos como si fuesen pececitos de colores dentro de una pecera.
Una vez, sin querer dijo una mentira y de inmediato toda la gente pudo ver como un globo de fuego a través de su frente. Volvió a decir la verdad y el globo desapareció. De esta manera no volvió a mentir el resto de su vida.
El niño se llamaba Jaime y la gente le llamaba el niño de cristal y le querían por su sinceridad y lealtad; junto a él todos eran amables.
Jaime creció, se hizo un hombre y cualquiera podía leer sus pensamientos y adivinar las respuestas cuando le hacían preguntas.
Un día, en aquel país, llegó a gobernar un feroz dictador. Comenzó un periodo de injusticias, abusos y miseria para el pueblo. Si alguien se atrevía a protestar, desaparecía sin dejar rastro. Si alguien se sublevaba, era fusilado de inmediato. La gente callaba y sufría. Jaime no podía callar, porque sin abrir boca sus pensamientos hablaban en voz alta y cualquiera podía leer en su frente el dolor por la miseria y la condena por las injusticias del tirano.
El dictador le hizo encarcelar en el antro más oscuro. Y ocurrió que las paredes de la celda donde estaba Jaime, de golpe, se hicieron transparentes y también las murallas de la prisión. La gente que pasaba por la calle podía continuar leyendo en la frente y el corazón de Jaime. De noche, la celda era un foco que expelía una gran luz y el tirano en su palacio no podía dormir aunque cerrara bien toda las ventanas.
Encarcelado y privado de libertad, Jaime era más poderoso que el tirano, porque la verdad es más fuerte que cualquier cosa, más clara que la luz del día, más temible que el huracán.
Adaptación de Gianni Rodari.

Cómo animar a la lectura a tu hijo de primaria

Cómo animar a la lectura a tu hijo de primaria
A todos los padres nos encanta que nuestros hijos lean porque sabemos que con los libros no solo se aprende, sino que además se pasa bien. En cambio unos niños devoran libros mientras otros no los quieren ni ver. ¿Por qué? ¿Qué podemos hacer los padres para que nuestros hijos y nuestras hijas disfruten leyendo?
Leer es una actividad fundamental para adquirir conocimientos. Los niños que leen bien obtienen mayores éxitos y mejores calificaciones en los estudios. Todos los maestros y profesores coincidimos en que tener el hábito de leer es una condición necesaria para aprender con más facilidad. En las aulas nos encontramos con dos grupos de alumnos: aquellos que leen bien y les gusta leer y los que tienen dificultades para leer, no les gusta y, por lo tanto, leen muy poco o incluso nunca. Los padres de estos alumnos reacios a leer acostumbran a pedir ayuda: ¿Qué puedo hacer para que mi hijo lea más? Como muy bien dice Ángeles Caso en su artículo "Lectores del siglo XXI", no es fácil dar soluciones eficaces, a pesar de los años de experiencia de muchos profesionales, y mucho menos soluciones de las que pedimos los padres: que tengan éxito inmediato y que exijan poco tiempo y poco esfuerzo.
Como podéis comprender, nadie os puede proporcionar un remedio de estas características, entre otras cosas, porque en educación no existen remedios milagrosos cual elixir de curandero. Pero sí ha habido estudiosos de la lectura que se han dedicado a observar el proceso lector de los chicos y chicas y a reflexionar sobre este comportamiento para saber qué pasa en los buenos lectores y qué sucede en los que leen poco.
¿Por qué no leen nuestros hijos?

A menudo se oye que la causa principal por la que no leen los jóvenes de hoy en día es la televisión. Puede ser que este cine casero no ayude a promocionar la lectura, ya que es más pasivo que el libro, exige menos esfuerzo mental, es más atractivo para los pequeños, etc. No vamos a insistir aquí sobre los problemas que presenta este electrodoméstico para la lectura y el estudio, pero yo quiero apuntar dos reflexiones:
• Primero que ya Rousseau, en el siglo XVIII, calificaba la lectura como "el azote de la juventud", lo que indica que, cuando no había televisión, leer también era una actividad poco atractiva para muchos jóvenes.
• En segundo lugar que, a pesar de que siempre se dice que se lee poco, nunca se ha leído tanto como en estos momentos y, a veces, la televisión, aunque parezca mentira, usada racionalmente, puede ayudar a leer. Así, es frecuente que las series televisivas de más audiencia disparen la venta de los libros en los que se basa, como ocurrió con la novela Yo, Claudio. Los seres humanos, y por lo tanto los jóvenes y los niños, cuando practicamos una actividad lo hacemos, entre otras, por dos razones: porque la vemos hacer a otros -imitación- y porque tenemos facilidad para realizarla. Como bien ha estudiado el psicólogo Bandura, la imitación de un buen modelo es una de las principales formas de aprendizaje humano. Por eso, cuando hablas con una persona que ha leído desde niño, normalmente dice que su padre, su madre, un abuelo... era un gran lector que, con su ejemplo y cariño, le enseñó a amar la lectura. El niño que no tiene un buen modelo tiene menos probabilidades de ser un entusiasta de la lectura. De la misma manera el que tiene dificultades para entender el lenguaje escrito -porque no tiene buena velocidad lectora, se equivoca al leer, no entiende lo que lee, etc.- tiene menos posibilidades de ser un buen lector. En mis largos años de experiencia nunca he visto a ningún niño que, no siendo un buen lector y leyendo con gran esfuerzo, le guste y quiera leer.
Qué podemos hacer para que lean
1. Que nos vean leer. El ejemplo es, en educación, el argumento más convincente porque posibilita la imitación, animando al niño o la niña a hacer aquello que hace una persona que tiene prestigio para ella como es su padre o su madre. Además, si yo no leo, ¿cómo voy a decir a mi hijo que leer es muy divertido? ¡Si no me ve leer nunca! Como no es tonto me preguntará: "¿A tí no te gusta divertirte?" O pensará: "Dice eso para que lea, pero no es verdad, leer es aburridísimo". Y no leerá.
2. Leerle nosotros. Es una práctica fundamental, tal vez la más importante y eficaz. Sobretodo, con los niños que tienen dificultades para leer y les cuesta gran esfuerzo hacerlo, con repeticiones de palabras o de sílabas, sustituyendo unas letras por otras, que les impide entender el mensaje y comunicarse con el libro. Leer así es aburridísimo. Es como leer en un idioma que no comprendes, y no hay persona humana que pueda leer más de dos minutos en un lenguaje que no entiende. Pero al leerles nosotros, comprenden el mensaje, por lo que disfrutan con lo que oyen, están atentos y se dan cuenta de que en aquellas páginas hay historias divertidas que valen la pena. La lectura constante, gratis, como un regalo, sin pedir nada a cambio y con amor del adulto siempre despierta el interés y las ganas de leer a medio y largo plazo.
3. Contarles cuentos e historias. Es otra actividad que encanta a los niños de estas edades, aumenta el vocabulario y desarrolla la imaginación además de incrementar los lazos afectivos entre padres e hijos. Contar cuentos no es fácil y a veces nos sentimos un poco torpes, pero se puede aprender con un poco de esfuerzo. Hay libros en el mercado en estos momentos que dan muy buenas ideas y tienen cuentos tanto tradicionales como modernos.
4. Leer con ellos. Cuando el tutor/a nos dice que a nuestro hijo le cuesta leer y debe "practicar" en casa, no lo hará si lo dejamos solo ante el libro en su habitación. En estos momentos necesita nuestra ayuda y nuestro apoyo para que ejercite durante 10 minutos cada día. Leer con ellos supone, por ejemplo, repartirnos la página, llegando a un pacto: "Yo leo el primer párrafo y tú el segundo, ¿vale?". Leer con ellos requiere que nuestra actitud sea positiva, nunca crítica con sus errores, porque él se ha de sentir cómodo y, lo más importante, con ganas de leer al día siguiente otra vez. Si tiene dificultades para descifrar una palabra se le dice entera sin más, sin esperar a que él haga un gran esfuerzo de análisis que lo agote. Cuando lea una palabra por otra, por ejemplo, "camino" por "camión", se le puede decir: "Es verdad, podría decir camino porque empieza igual y se parecen mucho, pero dice camión", porque es importante justificar siempre sus errores que nunca son voluntarios. Y por último, una regla de oro: siempre un poco menos. Es mucho mejor hacer dos sesiones de cinco minutos que una de quince.
5. Suscribirlos a revistas infantiles y juveniles. Pocas personas hay que al llegar a casa y pasar ante el buzón, no miren a ver si tienen algo para ellos. Recibir correspondencia a nombre de uno es agradable. Los niños lo ven y sienten un poquito de envidia de que las cartas sean siempre para sus mayores. Por eso, suscribirlos tanto en centros comerciales que les manden libretos de publicidad a su nombre, como a revistas como "Leo, leo", que mensualmente les mandan un libro a su nombre les hace bastante ilusión y les anima a leer.
6. Explicarles algún pasaje que nos parezca adecuado del libro que estamos leyendo nosotros. Animar a la lectura es mover la voluntad del niño hacia una actividad que se supone placentera y agradable. Por eso comunicarles y hacerles partícipes de nuestras satisfacciones es demostrarle que leer es divertido y apasionante.
7. Respetar sus derechos como lector. Daniel Pennac, en su libro “Como una novela”, expone los diez derechos del lector, entre los que destacaría en estas edades el derecho a leer lo que le guste (aunque no sea de gran calidad literaria), el derecho a no terminar un libro (¿tú acabas una novela que te aburre?), el derecho a saltarse páginas, a leer en voz alta y a callarnos (¿a tí te gusta que te pregunten qué has entendido del libro que estás leyendo?).
8. Acompañarlos a las librerías a ver libros. Afortunadamente, cada vez hay más libros atractivos para los niños y más librerías especializadas para ellos o con secciones de literatura infantil y juvenil. Siempre respetando sus derechos conviene llevarlos de vez en cuando a ver libros, aunque no siempre compren. Tienen, como nosotros, el derecho a no comprar y nosotros la obligación de respetarlo. Pero es muy bueno que miren y desarrollen su curiosidad.
9. Animarlos a escribir. Siempre que escribimos, necesariamente leemos. Por eso los niños que tienen dificultades para leer, si escriben a sus amigos en verano, confeccionan notas, hacen rótulos en su habitación, etc., están leyendo y desarrollando su capacidad para leer más deprisa y con menos esfuerzo.
Mover la voluntad de tu hijo hacia la lectura requiere, como todo en educación, que estas técnicas y otras que tú te puedes inventar, las apliques con sentido común y con amor. Sentido común para elegir el momento más adecuado para llevarlas a cabo, respetando sus derechos como lector, y amor para comprender sus intereses, y solidarizarse con sus dificultades.
¡Ah! Y por último una sugerencia cariñosa. Si no tienes tiempo para leer, como es lógico, acércate a la librería de tu barrio, compra el libro de Pennac, y empieza por leer el capítulo 49 en las páginas 120 y 121. Ya me dirás tu opinión después ¿Vale?
Pablo Pascual Sorribas
Maestro, licenciado en Historia y en Logopedia.

martes, 4 de noviembre de 2008

BELLAS FOTOS Y POEMAS

http://www.flickr.com/photos/18186142@N05/

APERUCITA ROJA Y EL LOBO

CAPERUCITA ROJA Y EL LOBO


Estando una mañana haciendo el bobo
le entró un hambre espantosa al Señor Lobo,
así que, para echarse algo a la muela,
se fue corriendo a casa de la Abuela.
"¿Puedo pasar, Señora?", preguntó.
La pobre anciana, al verlo, se asustó
pensando: "¡Este me come de un bocado!".
Y, claro, no se había equivocado:
se convirtió la Abuela en alimento
en menos tiempo del que aquí te cuento.
Lo malo es que era flaca y tan huesuda
que al Lobo no le fue de gran ayuda:
"Sigo teniendo un hambre aterradora...
¡Tendré que merendarme otra señora!".
Y, al no encontrar ninguna en la nevera,
gruñó con impaciencia aquella fiera:
"¡Esperaré sentado hasta que vuelva
Caperucita Roja de la Selva!"
-que así llamaba al Bosque la alimaña,
creyéndose en Brasil y no en España-.
Y porque no se viera su fiereza,
se disfrazó de abuela con presteza,
se dio laca en las uñas y en el pelo,
se puso la gran falda gris de vuelo,
zapatos, sombrerito, una chaqueta
y se sentó en espera de la nieta.
Llegó por fin Caperu a mediodía
y dijo: "¿Cómo estás, abuela mía?
Por cierto, ¡me impresionan tus orejas!".
"Para mejor oírte, que las viejas
somos un poco sordas". "¡Abuelita,
qué ojos tan grandes tienes!". "Claro, hijita,
son las lentillas nuevas que me ha puesto
para que pueda verte Don Ernesto
el oculista", dijo el animal
mirándola con gesto angelical
mientras se le ocurría que la chica
iba a saberle mil veces más rica
que el rancho precedente. De repente
Caperucita dijo: "¡Qué imponente
abrigo de piel llevas este invierno!".
El Lobo, estupefacto, dijo: "¡Un cuerno!
O no sabes el cuento o tú me mientes:
¡Ahora te toca hablarme de mis dientes!
¿Me estás tomando el pelo...? Oye, mocosa,
te comeré ahora mismo y a otra cosa".
Pero ella se sentó en un canapé
y se sacó un revólver del corsé,
con calma apuntó bien a la cabeza
y -¡pam!- allí cayó la buena pieza.
Al poco tiempo vi a Caperucita
cruzando por el Bosque... ¡Pobrecita!
¿Sabéis lo que llevaba la infeliz?
Pues nada menos que un sobrepelliz
que a mí me pareció de piel de un lobo
que estuvo una mañana haciendo el bobo.
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Escritor nacido en Gales el 13 de Septiembre de 1916, murió en Inglaterra el 23 de Noviembre de 1990. Al dejar el colegio, consiguió un empleo en la compañía Shell, porque estaba seguro que lo enviarían al exterior. Y así fue. Fue enviado a África donde encontró las aventuras que deseaba: calor, cocodrilos, víboras y safaris. Vivió en la jungla y sufrió malaria. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial viajó a Nairobi y se unió a la Real Fuerza Aérea. Fue piloto de guerra; derribaba aviones alemanes y él también fue derribado. Luego de 6 meses en el hospital, volvió a volar. En 1942 fue a Washington donde comenzó a escribir sus cuentos. En 1943 publicó su primer libro infantil con Walt Disney, Los grendelines, y en 1945 apareció su primer libro de historias cortas en Estados Unidos. Sus libros están hechos de fantasía y sobre todo de mucha imaginación. Siempre son un poquito crueles, pero siempre con humor, una mezcla entre lo cómico y lo grotesco. Recibió numerosos premios, como el "Edgar Allan Poe Award".
Presentamos en esta edición 3 cuentos del libro “Cuentos en verso para niños perversos” (Revolting rhymes).

«La prensa contribuye a mejorar la comprensión oral de los alumnos»

«La prensa contribuye a mejorar la comprensión oral de los alumnos»
Este experto en publicaciones escolares y en trabajar con prensa en el aula defiende el papel incentivador de la lectura y la mejora del rendimiento
20.01.08 -
Profesor de Lengua y Literatura y de Comunicación Audiovisual en el IES 'Pérez Comendador' de Plasencia, José Luis Muñoz Bejarano lleva años utilizando la prensa en el aula como medio de mejorar la motivación y el rendimiento de los alumnos, además de fomentar el análisis crítico, la participación, el respeto mutuo, la convivencia y el hábito de la lectura. Asimismo, posee un largo curriculum como editor de revistas escolares, materia sobre la que imparte cursos a compañeros periódicamente.

-Usted tiene una larga experiencia docente utilizando la prensa en el aula. ¿En qué ayuda al profesor?

-Es una ayuda, sin lugar a dudas, pero también su empleo es algo que depende del profesor. Hay algunos que la utilizan más asiduamente y otros, no tanto. Desde cualquier asignatura puede emplearse la prensa para trabajar en el aula y de múltiples maneras. Desde el análisis crítico y comparativo de un mismo hecho, a confeccionar paneles, a modo de collage, con artículos y recortes sobre diferentes temas. El periodismo no es algo ajeno a la enseñanza puesto que el temario de 1º y 2º de ESO incluye el análisis de noticias del periódico. O en 2º hay una optativa que se llama Procesos de Comunicación. Y en el temario de Selectividad hay un apartado dedicado al lenguaje periodístico. Como ve, la relación está ahí.

-¿Qué ventajas reporta el empleo de la prensa en el aula?

-Contribuye a mejorar la expresión y la compresión oral y escrita de los alumnos, desarrolla el sentimiento crítico. Mi hijo, que está en 5º curso de Primaria, ya ha llevado a clase una noticia del barrio, algo que le llamara la atención...

-¿Cree que interesa la prensa a los chavales de hoy?

-Lo que no interesa a los padres tampoco interesa a los hijos. Si los padres no leen, los hijos tampoco. Esto es importante. Si preguntas cuántos padres compran la prensa regional, se ve que son muy pocos y que es muy considerable el número que adquieren la prensa deportiva. Es un poco decepcionante porque si hay algo importante en esta vida es estar informado, saber de la sociedad y de los problemas que te rodean. Si les interesa a los alumnos es porque ven algo novedoso.

-¿Como qué?

-Pues cuando vemos la prensa en el aula les asombran cosas como la semiótica que se emplea, comprobar que hay páginas más importantes que otras y les sorprende que las de la derecha se vean más que las de la izquierda, porque no se han parado a pensarlo. En general, ven mucha televisión. Es algo de esta sociedad. Y se lee, generalmente, por obligación. Lo que sucede es que a partir de eso llega a gustarles.

-Eso es bastante duro...

-Es duro pero es cierto. Lo compruebo después de cada Navidad. El primer día de clase les preguntas sobre los regalos que han tenido y el porcentaje de los que han recibido un libro es muy bajo. Los hijos, reitero, hacen lo que ven a los padres... Además, los centros tienen también un problema para utilizar la prensa porque no todos se pueden permitir tener 8 o 10 periódicos, de manera que hay muchas veces que se trabaja con los del día anterior.

-Y si no se fomenta la afición a leer, todo es más complicado...

-Ahora la Junta de Extremadura desarrolla y potencia mucho la red de bibliotecas de centros escolares. Un buen nexo y punto de partida sería que la prensa regional donase varios ejemplares para que trabajasen la prensa en la biblioteca porque es un lugar al que acuden a realizar actividades y a leer.

-Usted tiene una amplia experiencia como 'editor' de revistas en el IES 'Pérez Comendador', de Plasencia, en el que trabaja...

-Y es algo que se nota mucho. Las revistas escolares, a diferencia de la prensa, no solo informan sino que, también, propician que se entretengan, trabajándola. Los alumnos se convierten en periodistas, esto no tiene que ver con enfocarles para que hagan periodismo pero sí con una serie de objetivos fundamentales a conseguir, como mejorar la expresión escrita, el desarrollo de un sentido estético, de una mayor capacidad de crítica, educa en la participación, la libertad, la creatividad y la autonomía. Y enseña a trabajar en equipo, crea hábitos culturales beneficiosos, impulsa el respeto, la tolerancia y solidaridad o fomenta la convivencia. La prensa es información, opinión y propaganda, sobre todo en la sociedad de hoy. Pero una revista completa la labor escolar con la elaboración de noticias del centro, haciendo partícipes a los alumnos... Se hacen revistas para mejorar el desarrollo de los alumnos que son bastante críticos y sinceros y está bien que lo sean.

Cursos a compañeros

-También da cursos sobre prensa escolar.

-Digamos que doy una serie de ideas básicas, de los géneros y de las secciones. Lo que más gusta a los alumnos es la entrevista. Yo nunca obligo a escribir un artículo o una información sobre tal cosa. Sí reparto los temas porque no se puede repetir. Pero la entrevista con gente cercana o conocida es lo que más les atrae. Se han dado casos de alumnos que han ido al teatro a Madrid y han aprovechado para entrevistar a artistas y actores famosos, con foto incluida. Asumen mucho, sobre la marcha, el papel de reportero y viene muy bien porque hace que lean y escriban. También hay casos de centros que editan una revista por prestigio y como propaganda, pero yo las entiendo más como un recurso educativo y lingüístico para que lean y escriban. Además ya hay centros con revista digital o blog. Y los alumnos pueden enviar trabajos por correo electrónico.

-La motivación no parece ser el problema puesto que los alumnos les gusta convertirse en periodistas ...

-El problema está cuando el profesor busca una motivación externa, porque le interesa ya que académicamente no es obligatoria. Tú puedes enseñar con una revista, un artículo o un ejercicio de redacción, pero lo primero te supone 10 veces más trabajo. Por eso se convierte en un trabajo extraescolar para el profesor, porque para los alumnos no interfiere en su vida académica. Editar una revista complementa, pero un profesor no deja de dar clase para hacer una revista. Es una fuente de motivación muy importante y supone mucho trabajo que no se ve, aunque en muchos centros sea una labor de equipo. Es curioso ver cómo se sienten protagonistas de escribir y como se les puede motivar.

-¿Qué no se puede permitir en los trabajos periodísticos de los alumnos?

-Faltas de ortografía, errores, repetir palabras o una mala puntuación. Hay que respetar siempre la forma de escribir. No se toca y no se debe tocar. Yo, por ejemplo, hago dos grupos, del primer ciclo y del resto de la ESO, porque se notan las diferencias y trabajo con ellos de forma independiente.

-Implicarles de una publicación se nota positivamente siempre...

-Sí, mucho. Quien tiene facilidad de palabra, de expresión y un mejor vocabulario y cultura general es la gente que más lee. Es la más preparada. Pero es algo que empieza desde que son chicos en la cama, por las noches, y con el padre y la madre. Asimismo, sucede muchas veces que, después de leer obligados, hay alumnos que se 'enganchan' a los libros y repiten el mismo autor porque les ha gustado.

-El móvil es una de las tecnologías más usadas por los jóvenes. ¿Cree que el lenguaje sincopado que utilizan en los sms influye negativamente en su escritura?

-No, porque en eso somos muy tajantes en los centros. No dejamos que lo empleen con el profesor, ni en los apuntes, ni en los exámenes. Hay correcciones para que no se dé, aunque todos usemos el lenguaje reducido en los móviles y los alumnos, con mayor frecuencia.

Formato digital

-¿Editaría una revista escolar en formato digital?

-Prefiero el papel porque no todo el mundo tiene internet. Aumenta, pero no llega a la mitad del alumnado. Claro, que también depende de la localidad y del curso. Es cierto que se puede acceder desde el centro pero internet no permite ojear y pasar páginas de adelante a atrás como se hace con una publicación en papel. Es algo parecido a lo que pasa con E-book, que no es lo mismo que el libro.

-Eso quiere decir que si vuelve a editar una revista escolar va a ser en formato tradicional...

-De hecho, creo que en un tiempo volveré a editar otra revista porque la cosas que gustan hay que hacerlas por eso; si no, se convierten en una obligación y no se disfruta del mismo modo. Aunque haya un equipo de profesores acaban por ser un trabajo bastante individual. Y pasa como con los escritores, el segundo número es el más difícil, porque el primero sale solo. Las publicaciones escolares se hacen, sobre todo, para los alumnos. El día del reparto es una fiesta. Y cuando entregan los trabajos, ya preguntan que cuando sale. Luego, ves que trabajar en ella les marca de por vida. Como hábito lector y porque mejora su escritura.

-¿Le interesa lo que sucede en el mundo a los jóvenes hoy?

-No mucho, en general. Creo que les interesan más otras casas. Son muy dependientes de las videoconsolas y pasan muchas horas ante la televisión, con programas baratos y que les 'enganchan' y no les aportan nada de interés.

-Hay veces que ni el lenguaje...

-Los profesores de Lengua nos quejamos en este sentido de los medios porque emplean un lenguaje que deja mucho que desear. Muchas veces pedimos que se preste más atención a la expresión porque suele pasar que donde no llega el periódico solo llega la televisión. No se cuida como se debiera y no hablo de los periódicos, sino de esos medios de comunicación en los que la gente habla sin propiedad ninguna.

-Y de la web ¿qué contenidos cree atraen más de internet a los jóvenes?

-Creo que, sobre todo, conectarse al 'messenger' y chatear. Lo trabajan mucho. En los centros escolares de Extremadura se usa mucho internet aunque también se regula por los profesores. A los alumnos hay que dirigirles y no se les puede dar libertad para que usen la red porque acuden a páginas de juego, ocio y entretenimiento. Nosotros usamos muchos recursos de internet pero también controlamos lo que hacen los alumnos. Desde mi puesto puedo cerrar el ordenador y la conexión. La red tiene muchas cosas positivas, hay muchas páginas de ejecución de ejercicios de ortografía interactivos o de sintaxis, que les motivan y que ellos corrigen. Es muy habitual que los utilicen.

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