sábado, 26 de septiembre de 2009

Escritores e ilustradores en youtube

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DESPEREAUX Kate DiCamillo

DESPEREAUX

Es la historia de un ratón, una princesa,

un cucharada de sopa

y un carrete de hilo

Capítulo Uno Este es el último

ESTA HISTORIA COMIENZA entre los muros de un castillo, con el nacimiento de un ratón. Un ratón muy pequeño. El último ratón que les nacía a sus padres y el único de su camada que había nacido vivo.

-¿Dónde están mis bebés? -dijo la agotada madre cuando el mal rato hubo terminado-: enséñame a mis bebés.

El padre ratón levantó bien alto al ratoncito.

-Sólo hay uno --dijo-. Los otros han muerto.

-Mon Dieu, ¿tan sólo un ratoncito?

-Sólo uno. ¿Cómo lo llamarás?

-Tanto trabajo para nada --dijo la madre y, suspirando, añadió-: ¡Es tan triste! ¡Es tanta la decepción!

Era una ratona francesa que habla llegado al castillo hacía mucho tiempo en el equipaje de un diplomático.

francés que estaba de visita. "Decepción" era una de sus palabras favoritas: la utilizaba a menudo.

-¿Cómo lo llamarás? -repitió el padre.

-¿Que cómo lo llamaré? ¿Lo llamaré? Claro que sí, lo llamaré, pero seguramente va a morirse como los otros. Oh cuán triste. Cuán triste. Oh, qué gran tragedia.

La ratona se llevó un pañuelo a la nariz, lo agitó frente a la cara y se sonó.

-Sí, claro que le daré un nombre. Llamaré Despereaux a este ratón, por toda la tristeza, por la desesperanza de este lugar. Y a ver, ¿dónde está mi espejo?

Su marido le tendió un pequeño trozo triangular de espejo. La ratona madre, que se llamaba Antoinette, miró su reflejo y le dijo a uno de sus hijos con un suspiro:

-Tulés, vete a por mi bolsa de maquillaje. Tengo unas ojeras terribles.

Mientras Antoinette se retocaba la pintura de los ojos, el padre colocó a Despereaux en una cama hecha de trocitos de manta. El sol de abril, débil pero decidido, atravesó una ventana del castillo y buscando un agujerito del muro tocó con un dedo dorado al recién nacido.

Sus hermanos mayores se reunieron para contemplar a Despereaux.

-Tiene las orejas demasiado grandes -dijo su hermana Merlota-. Son las orejas más grandes que he visto nunca.

-Mira -dijo un hermano llamado Frano- tiene los ojos abiertos. Pa, tiene los ojos abiertos y no debería tenerlos.

Es cierto: los ojos de Despereaux no deberían estar abiertos, pero lo estaban. Miraba el reflejo del sol en el espejo de su madre. La luz se proyectaba sobre el techo en forma de óvalos brillantes y Despereaux sonreía mirándolos.

-Hay en él algo que no* marcha, este latoncito no está bien -dijo el padre-. Déjenlo en paz.

Los hermanos y hermanas de Despereaux se echaron atrás, separándose del nuevo, miembro de la familia.

-Éste es el último -proclamó Antoinette desde su lecho-. No tendré más hijos: son una decepción tan grande y se cobran un tributo tan duro para mi belleza. Arruinan mis encantos. Éste es el último. Ni uno más.

-El último -dijo el padre-. Y pronto habrá muerto. No puede vivir. No puede vivir con los ojos abiertos de ese modo.

Pero, lector, vivió.

Y ésta es su historia.

El mar hace un ruido

MAR: SAS ROOR SAS

VIENTO: SUUUSIIISEEESUUU

LEONES: GRAUR GRAUR

LLUVIA: CHACH CHACH

MULTITUD: bla bla bla.bla bla bla

luna: suuuuuuuuuuuuuu

PAREDES: PONPONPONPONPONPONPONPONPON

El mar hace un ruido: sas roor sas

El viento hace un ruido: suuusiiiseeesuuu

Los leones hacen un ruido: graur graur

La lluvia hace un ruido: chach chach

La luna hace un ruido: suuuuuuuuuuuuuu
Las paredes hacen un ruido: ponponponponponponponpon.

Felix Francisco Robles


PROYECTO JUAN DE MAIRENA

Catalina y sus amigos del Wu-Chi



Un día se encontraba Catalina completamente sola y aislada en el jardín. Estaba muy triste y no quería hablar con nadie. No quería en ningún caso jugar con otros niños. La miramos desde casa y entonces observamos cómo un tigre blanco se le acercaba. Éste se dirige a Catalina, que alza la vista asombrada. Catalina estaba completamente decidida a no hablar con nadie. Pero el tigre consigue entablar una conversación con ella.

Tigre: ¿Cómo te llamas, muchachita triste? Catalina: Me llamo Catalina, ¿y tú?

Tigre: Yo soy el tigre blanco Tui.

Catalina: Ese nombre sí que es raro, aunque me gusta mucho.

Tigre: Catalina, ¿me quieres decir por qué estás tan triste?

Catalina: No lo sé. Hay días en los que simplemente estoy triste. A veces sé por qué; a menudo ni siquiera lo sé.

Tigre: Tampoco es tan importante que sepas de donde viene la tristeza. ¿Pero sabes cómo deshacerte de ella?.

Catalina: No, precisamente no. A veces se me pasa rápido, pero otras veces dura mucho, y entonces desearla tener un amigo que me pudiese ayudar a que la tristeza desapareciese de nuevo.

Tigre: Yo puedo ayudarte. Sí quieres me gustaría ser tu amigo. Catalina. Oh sí, si que quiero!. ¿Pero cómo me vas a ayudar?.

Tigre: Eso es muy fácil. Devoraré toda tu tristeza.

Catalina: Pero eso ¿es imposible!. Ello no te saciaría, y además no puedo ni imaginármelo. Por otra parte tengo miedo de que no puedas diferenciar entre mi y mi tristeza. ¿Y sí me comes sin darte cuenta?.

Tigre: ¡No te preocupes en absoluto!. Te lo explicaré, y es muy importante que me preguntes siempre que no entiendas algo hasta que llegues a comprenderlo. Pero primero quiero preguntarte algo: ¿donde sientes con mayor intensidad que estás triste?

(…)

Tigre: Ahora te quiero contar un secreto.

El tigre acerca mucho el hocico al oído de Catalina.

Tigre: Yo soy de China.

Catalina: está sorprendida y dice: Pero ¿cómo has llegado hasta aquí? Mí padre me ha dicho que China está muy lejos.

Tigre :Yo he llegado a través del "WU-CHI” hasta Ursula, Wolfgang y Antje y ahora también hasta ti. Pero déjame seguir. En China los hombres saben que el tigre blanco se come la tristeza.

-Catalina: Eso no lo entiendo. Si no se la puede ver, tampoco se la puede comer. Nuestros tigres comen aquello que yo puedo ver.

Tigre: Entonces, ¿has visto alguna vez lo que comen los árboles?.

Catalina: Ellos cogen su alimento del suelo, por eso tienen unas raíces tan largas,

Tigre: Eso es cierto, pero ellos necesitan también para comer aquello que tú espiras, esto es, el aire gastado. Y entonces vuelven a espirar lo que tú necesitas para inspirar.

Catalina: sorprendida ¿es eso verdad?

Tigre: Esto está organizado muy sabiamente en el mundo Siempre nos damos unos a otros aquello que necesitamos para vivir. Es un continuo intercambio, y pronto te darás cuenta de que así a todos nos puede ir muy bien. Tan sólo hemos de estar dispuestos a desprendernos también de aquello que ya no necesitamos.

Catalina: ¿Pero como puedo yo dar mí tristeza a devorar?

Tigre: Eso es muy sencillo. Ahora te voy a enseñar un sonido con el que podemos hacer que salga la tristeza de tu pecho. Este sonido es: "SSSSSSSSSSS".

Acto seguido pronunciaron los dos juntos este sonido:

“SSSSSSSSSSSSS".

Inmediatamente después ve Catalina cómo el tigre comienza a comerse la tristeza.

La mastica con mucho detenimiento y se la traga con fruición.

Tigre: Y ahora intenta sonreír. sonríe vacilante.

Catalina sonríe vacilante.

Tigre: Bien hecho. Ahora sonríe a tus pulmones hasta que veas

que te devuelven la sonrisa.

Catalina hace lo que el tigre le ha dicho. Entonces señala al dibujo siguiente y comienza a reír: "Mira, los pulmones me ríen", dice muy entusiasmada.

Tigre: Como ves no te he prometido demasiado. Naturalmente, sí tu tristeza es más grande, es posible que tengamos que repetir más veces este sonido. Entretanto debes siempre darme tiempo suficiente para que pueda devorar tu tristeza.

Catalina: Con tanto comer te has hecho mucho más grande.

Tigre: Claro. Tú también te haces cada vez más grande con la comida, Pero yo no sólo me hago más grande, sino también más fuerte y valiente.

Catalina: Me parece bien. Yo también quiero ser más fuerte y valiente.

Tigre: ¿Te acuerdas aún de lo que te he dicho?. En este mundo nos damos siempre unos a otros aquello que necesitamos. Yo soy tu amigo y te daré mi fuerza y mí valentía en agradecimiento por haberme dado a devorar tu tristeza. Siéntelo dentro de tu cuerpo.

El tigre le da un soplido a Catalina. En la imagen puedes ver claramente cómo ésta se transforma. La expresión de su rostro es completamente diferente, y también la de su cuerpo.

El Tigre se ríe: Parece como sí fueras a bufar o a rugir como un tigre.

Catalina también se reía. Todo era realmente como le habla contado el tigre. Él se habla comido la tristeza y a cambio le había regalado a Catalina fuerza y valor.

Tigre: Sin embargo es importante que no sólo te acuerdes de mi cuando estés muy triste. En primer lugar porque puede ocurrir que yo esté muy hambriento durante mucho tiempo, y en segundo lugar, porque es posible que no pueda devorar toda la tristeza de una vez, si mi estómago queda demasiado lleno. Es mucho mejor que me llames cada noche y hagas conmigo este ejercicio.

Catalina y sus amigos del Wu-Chi

Un cuento no solo para niños

De Ursula Schubert y Wofgang Neutzler

Traducción de Cecilia Guillen

VIVERO FORESTAL

El día 281312006 fuimos a Sierra Tejeda de la Almijara-Alhama. El autobús vino a las 9:00 C Cuando tenía que venir a las 8:30 (aunque gracias a eso yo pude ir porque llegué 5 minutos después). Al principio estábamos muy bien pero cuando empezaron las curvas... Todos los niños vomitando. Vomitó primero Julio, y nada mas verle Ángel, también vomitó y ya hicimos una cadena por lo menos ¡quince niños!

Pero lo mas gracioso es que todas la vomiteras, fueron al pasillo del autobús. Yo por poquito también vomito pero le pedí a Elena su torta de azúcar y me relajé mucho porque me dio un subidón. Al llegar, merendamos y empezarnos a ver plantas con Elena, (que era como se llamaba la monitora) como el romero, la encina, pinos.... Fuimos por un pequeño sendero y fuimos a un mirador donde se vela todo desde arriba, las fábricas, escuelas, iglesia.... A continuación fuimos al vivero donde vimos muchísimas plantas y árboles desde el día que se plantaron hasta hoy. Nos dieron una ficha y la comentamos, después fuimos cerca de un río donde íbamos a almorzar pero es que ¡fue un reír!. Manolo se llevó una mochila de camping y dentro llevaba: su mantel, su servilleta, sus cubiertos hasta para dos personas, su copa de gran calidad y, lo más gracioso, la tortilla de patatas. Nos invitó a todos a su tortilla y

la maestra, la tenía que probar ¿no?. Pues Manolo le cortó de un cuarto de tortilla el piquillo de la tortilla, y la maestra fue con hambre y cogió la parte ¡más grande! Que gracia. Allí, al estar cerca del río, teníamos mucho calor, no pudimos resistirnos a bañarnos un poquito. Yo nada más tocar el agua metí un salto y me salí directamente para afuera. Estaba helada y no pude aguantar ni un minuto. Elena, Manolo, José y más gente si se bañó

sí se bañó; pero Sebastián me quedé impresionada, se quedó en calzoncillos y se metió hasta el cuello

Dios mío que frío Todos cazaban unas arañitas pequeñas que estaban en el agua y, a mí, me daba mucho asco. Después nos fuimos al autobús y fuimos a La Herradura. Este viaje fue más tranquilo, sólo vomitó Marla y llegamos. Una excursión divertida y angustiosa.

LAS GAVIOTAS LA HERRADURA GRANADA

Juegos y poemas para bebés: Chíneli, míneli, bárbula, bócula

Personalmente, uno de los géneros que más me gusta es la poesía tradicional en forma de retahílas y juegos de palabras, con más o menos sentido. En este poema suizo, los padres (tradicionalmente, la madre, según se recoge en el texto) pueden jugar con el bebé o el niño pequeño, recorriendo su cara y las distintas partes mientras mencionan nombres de juego. La verdad es que poesía y cariño son una combinación casi inmejorable…

La madre va diciendo estas palabras mientras lava con dulzura la cara del niño: la barbilla, la boca, mejillas y carrillos, la nariz, los dos ojos y la frente; para terminar tiramos suavemente del pelo.

BÁRBILA, BÓCULA

Bárbila,
bócula,
méjila y cárrilo,
¡narícula!
Ójulo, lóculo,
fréntula dúrula…
¡y los peliculi, peliculi, peliculi!


Die Mutter sagt die Worte, während sie das Gesicht des Kindes wäscht: Kinn, Mund, beide Wangen, Nase, beide Augen, Stirne und zum Abschluss zieht man ganz leicht am Haar.

CHINELI, MINELI

Chineli
Mineli
Bäggeli und Näggeli
Nasestüberli
Füüräugli, Wasseräugli
Stirnegüpfli
und es Haarrüpfli!


La traducción de más arriba crea juegos de palabras nuevos, que podrían imitar los del alemán, para dar una idea. Pero existen poemas tradicionales en español que realizan juegos muy parecidos. Por ejemplo este, que recogía Carmen Bravo Villasante en su Una, dola, tela, catola:

ESTA BARBA, BARBARÁ

Esta barba, barbará,
esta boca comerá,
este cachete, machete,
este, su compañerete.
Esta nariz, narigueta,
este ojito, pajarito,
este su compañerito.
¡Tope Sanche, carnerito!



* Fuentes: Susanne Stöcklin Meier (ed.), Verse, Sprüche und Reime für Kinder, Orell Füssli, Zúrich, ed. 1986. Traducción de Gonzalo García (c). Carmen Bravo Villasante (ed.), Una, dola, tela, catola, Miñón, 1976, Valladolid, p. 49.

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miércoles, 23 de septiembre de 2009

GRANADA Y LOS CINCO SENTIDOS.......

Te propongo, querido viajero, un juego: que percibas Granada a través de cada uno de tus sentidos. Te advierto que no es un ejercicio fácil, a pesar de las múltiples ventanas por las que resbala su hermosura; si de veras quieres entenderla entera, si ansías empaparte de ella, tienes que abrir tu alma y dejar que te cale, que inunde todos tus sentidos, mirarla con ojos de águila desde la torre de la Vela o el mirador de San Nicolás, escuchar los ecos profundos de su pasado y el palpitar de sus gentes de hoy, saborear los caldos calientes de sus tabernas, palpar los muslos turgentes de sus fuentes y oler el humo violeta de su cuerpo.

Cuando el arcoíris de tus sentidos haya alcanzado la plenitud de su elíptica, tamiza con ojos críticos cada uno de los estímulos percibidos y el jugo que resulte bébetelo en copa de cristal tallado, desde ese momento, tus carnes serán un remedo de su textura, tu alma, un aljibe más donde ella reposará para siempre. Sal y báñate en ella.

la vista






Si hay una ciudad donde la luz juega al escondite que, si no estás atento se te pierde entre las sombras de los dos ríos sobre los que está asentada cuando platica con el Sacromonte en las tardes de rojo agareno, ésta, es Granada. El sol la colorea de distinta manera si resbala por los cármenes floridos del Albaicín, que cuando baja a las oscuras callejas de su entramado urbano o planea lento sobre las terrazas de fuerte color Generalife.

Fotografía en tus retinas, nada de cámara fotográfica, cada una de sus callejuelas, recréate en todas y cada una de sus fachadas y no dejes que los silogismos profanos te cuarteen los ojos y no puedas retratarla en todo su esplendor.

Esta ciudad cambia los matices constantemente, inyecta esencias diferentes en cada amanecer, las pinceladas cromáticas con las que se peina apuran todos los aceites. Granada es luz y contraste en estado puro, mírala con pasión.



el tacto






Si manoseas los adobes terrosos de su muralla, si posas tu frente en el frío mármol de sus iglesias, si lavas tus manos en los bucles de sus fuentes, estarás recorriendo la piel lozana y tersa de esta ciudad que se viste de sayo en otoño, con abanicos de colores en primavera.

Tócala con la mano, no sólo con el alma, manosea las paredes ásperas del cubo y comprenderás que ella no es sólo pasado, que se unta en la piel los afeites modernos sin cambiar su lozana estampa, que remoza los abalorios de su vestido sin perder un ápice de su encanto. Acaríciala como si fuera tu amante, con la misma pasión que el marinero ama en cada puerto, con mano suave, con besos tiernos, con susurros de balsámico aceite. Pálpala.


el olfato

¿A qué huele Granada? ¿Cómo la puedo oler? ¿Dónde? Para mí, huele a musgo umbrío del Darro, al vaho caliente de su vega, a frondoso y fragante olor de rosas, a rocío matutino, a naranjo y a miel. ¿De dónde sacas esas fragancias? De los fresnos áureos de la fuente del avellano, del intenso supurar de los cipreses del Albayzín, del aromático mirto.

No pierdas tu tiempo en preguntas que en nada te van a ayudar, sal a la calle y rastrea, como un sabueso, todos sus rincones, sigue el rastro selvático de sus viejas heridas y olerás el azafrán de sus aljibes; olfatea cada palmo de su cuerpo y percibirás los olores calientes que embriagan, persigue contracorriente los hilos de plata que la bañan y comprenderás a qué huele Granada. Abre tus pituitarias y llena tus pulmones de su aroma.


el oido


El claxon de la velocidad déjalo en el hotel, cálzate las zapatillas de la calma y abre el micro de tus sentidos. Ve al bosque de la Sabica y escucha el correr del agua por las acequias que inspiran al ruiseñor y cómo la umbría lo envuelve todo en ovillos de silencio, duende que no vemos, pero que está ahí y juega con los niños en los estanques, en las horas de la amanecida con los amantes, en los alminares de las noches cerradas con los crápulas.

Los susurros arcanos que corren bajo las bóvedas del Dauro son los mismos lamentos y alegrías que brotan en las cuevas del Sacromonte, por eso, quítate los auriculares de la prisa, siéntate en un banco del paseo de los tristes y escucha el lamento quejoso del agua que baja de la sierra, antes que el bullicio de la calle y el acre tumulto del tráfico lo engulla. Escúchala con atención


el gusto


Como este sentido es menos espiritual, está hecho más para la materia, también hay que complacerlo sino el pentagrama de nuestros sentidos se arrugaría y no podríamos componer la sinfonía con las notas que cada día recogemos, Granada, viajero, te ofrece un amplio abanico de terrazas, de bares y restaurantes donde el quinto jinete, el de la gula, puede gozar de una gran variedad de viandas que lo dejarán saciado y complacido.

Si nos visitas a primeros de año y no temes que algún pliegue de tu piel comience a redondearse, no te vayas sin probar la olla de San Antón, ni dejes subir al Sacromonte a comer habas con bacalao, pero si tu paladar es más exquisito y tu bolsillo no sufre las inclemencias del Ibex 35, no te preocupes, esta ciudad es una despensa repleta de buenos manjares y tiene un ramillete de excelentes restauradores que darán cumplida respuesta a tus demandas.

Como ves, este sentido no se alimenta de cosas etéreas, si me apuras vive más a pie de tierra, es el encargado de la intendencia, el que cuida los detalles para que sus cuatro hermanos puedan abarcar los cuatro estadios de los que se viste la belleza




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