sábado, 26 de septiembre de 2009

Catalina y sus amigos del Wu-Chi



Un día se encontraba Catalina completamente sola y aislada en el jardín. Estaba muy triste y no quería hablar con nadie. No quería en ningún caso jugar con otros niños. La miramos desde casa y entonces observamos cómo un tigre blanco se le acercaba. Éste se dirige a Catalina, que alza la vista asombrada. Catalina estaba completamente decidida a no hablar con nadie. Pero el tigre consigue entablar una conversación con ella.

Tigre: ¿Cómo te llamas, muchachita triste? Catalina: Me llamo Catalina, ¿y tú?

Tigre: Yo soy el tigre blanco Tui.

Catalina: Ese nombre sí que es raro, aunque me gusta mucho.

Tigre: Catalina, ¿me quieres decir por qué estás tan triste?

Catalina: No lo sé. Hay días en los que simplemente estoy triste. A veces sé por qué; a menudo ni siquiera lo sé.

Tigre: Tampoco es tan importante que sepas de donde viene la tristeza. ¿Pero sabes cómo deshacerte de ella?.

Catalina: No, precisamente no. A veces se me pasa rápido, pero otras veces dura mucho, y entonces desearla tener un amigo que me pudiese ayudar a que la tristeza desapareciese de nuevo.

Tigre: Yo puedo ayudarte. Sí quieres me gustaría ser tu amigo. Catalina. Oh sí, si que quiero!. ¿Pero cómo me vas a ayudar?.

Tigre: Eso es muy fácil. Devoraré toda tu tristeza.

Catalina: Pero eso ¿es imposible!. Ello no te saciaría, y además no puedo ni imaginármelo. Por otra parte tengo miedo de que no puedas diferenciar entre mi y mi tristeza. ¿Y sí me comes sin darte cuenta?.

Tigre: ¡No te preocupes en absoluto!. Te lo explicaré, y es muy importante que me preguntes siempre que no entiendas algo hasta que llegues a comprenderlo. Pero primero quiero preguntarte algo: ¿donde sientes con mayor intensidad que estás triste?

(…)

Tigre: Ahora te quiero contar un secreto.

El tigre acerca mucho el hocico al oído de Catalina.

Tigre: Yo soy de China.

Catalina: está sorprendida y dice: Pero ¿cómo has llegado hasta aquí? Mí padre me ha dicho que China está muy lejos.

Tigre :Yo he llegado a través del "WU-CHI” hasta Ursula, Wolfgang y Antje y ahora también hasta ti. Pero déjame seguir. En China los hombres saben que el tigre blanco se come la tristeza.

-Catalina: Eso no lo entiendo. Si no se la puede ver, tampoco se la puede comer. Nuestros tigres comen aquello que yo puedo ver.

Tigre: Entonces, ¿has visto alguna vez lo que comen los árboles?.

Catalina: Ellos cogen su alimento del suelo, por eso tienen unas raíces tan largas,

Tigre: Eso es cierto, pero ellos necesitan también para comer aquello que tú espiras, esto es, el aire gastado. Y entonces vuelven a espirar lo que tú necesitas para inspirar.

Catalina: sorprendida ¿es eso verdad?

Tigre: Esto está organizado muy sabiamente en el mundo Siempre nos damos unos a otros aquello que necesitamos para vivir. Es un continuo intercambio, y pronto te darás cuenta de que así a todos nos puede ir muy bien. Tan sólo hemos de estar dispuestos a desprendernos también de aquello que ya no necesitamos.

Catalina: ¿Pero como puedo yo dar mí tristeza a devorar?

Tigre: Eso es muy sencillo. Ahora te voy a enseñar un sonido con el que podemos hacer que salga la tristeza de tu pecho. Este sonido es: "SSSSSSSSSSS".

Acto seguido pronunciaron los dos juntos este sonido:

“SSSSSSSSSSSSS".

Inmediatamente después ve Catalina cómo el tigre comienza a comerse la tristeza.

La mastica con mucho detenimiento y se la traga con fruición.

Tigre: Y ahora intenta sonreír. sonríe vacilante.

Catalina sonríe vacilante.

Tigre: Bien hecho. Ahora sonríe a tus pulmones hasta que veas

que te devuelven la sonrisa.

Catalina hace lo que el tigre le ha dicho. Entonces señala al dibujo siguiente y comienza a reír: "Mira, los pulmones me ríen", dice muy entusiasmada.

Tigre: Como ves no te he prometido demasiado. Naturalmente, sí tu tristeza es más grande, es posible que tengamos que repetir más veces este sonido. Entretanto debes siempre darme tiempo suficiente para que pueda devorar tu tristeza.

Catalina: Con tanto comer te has hecho mucho más grande.

Tigre: Claro. Tú también te haces cada vez más grande con la comida, Pero yo no sólo me hago más grande, sino también más fuerte y valiente.

Catalina: Me parece bien. Yo también quiero ser más fuerte y valiente.

Tigre: ¿Te acuerdas aún de lo que te he dicho?. En este mundo nos damos siempre unos a otros aquello que necesitamos. Yo soy tu amigo y te daré mi fuerza y mí valentía en agradecimiento por haberme dado a devorar tu tristeza. Siéntelo dentro de tu cuerpo.

El tigre le da un soplido a Catalina. En la imagen puedes ver claramente cómo ésta se transforma. La expresión de su rostro es completamente diferente, y también la de su cuerpo.

El Tigre se ríe: Parece como sí fueras a bufar o a rugir como un tigre.

Catalina también se reía. Todo era realmente como le habla contado el tigre. Él se habla comido la tristeza y a cambio le había regalado a Catalina fuerza y valor.

Tigre: Sin embargo es importante que no sólo te acuerdes de mi cuando estés muy triste. En primer lugar porque puede ocurrir que yo esté muy hambriento durante mucho tiempo, y en segundo lugar, porque es posible que no pueda devorar toda la tristeza de una vez, si mi estómago queda demasiado lleno. Es mucho mejor que me llames cada noche y hagas conmigo este ejercicio.

Catalina y sus amigos del Wu-Chi

Un cuento no solo para niños

De Ursula Schubert y Wofgang Neutzler

Traducción de Cecilia Guillen

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