jueves, 6 de mayo de 2010



Discos convertidos en nubes de palabras




Por: Mikel Iturriaga04/05/2010

¿Cuáles son las palabras que más se repiten en un disco? Una idea aproximada y muy visual de los conceptos que marcan cada álbum se puede obtener con Wordle. Esta aplicación de Internet transforma cualquier texto en una nube con los términos más usados, asignando a cada uno de ellos un tamaño proporcional a las veces que aparece. El resultado es una curiosa imagen formada por palabras, que revela el estilo y el universo de cada letrista.

Si no has entendido nada, no te preocupes: los ejemplos concretos hacen fácilmente comprensible esta herramienta, que la revista NME aplicó a las letras de varios álbumes anglosajones en un especial dedicado a los mejores letristas del pop británico. Aquí hemos hecho lo propio con 10 álbumes españoles de distintas épocas y géneros.

Para ver las nubes en grande, haz click en la imagen.


1. 'MEDITERRÁNEO'

La palabra más repetida en Mediterráneo, el disco por excelencia de Joan Manuel Serrat, es amor, y algo de su apego a lo natural se detecta en el tamaño de mar, viento, sol, camino o pueblo.

Serrat mediterraneo


2. 'LA LEYENDA DEL TIEMPO'

Amor triunfa de nuevo en La leyenda del tiempo, de Camarón, seguida a corta distancia por el muy flamenco "ay". Lo andaluz y la presencia de Federico García Lorca, de cuyos poemas nacieron la mitad de las letras del álbum, se siente en otras palabras de la nube.

Camaron la leyenda del tiempo


3. 'LA LEY DEL DESIERTO, LA LEY DEL MAR'

El equilibrio y la falta de términos dominantes de La ley del desierto, la ley del mar, de Radio Futura, son una muestra de la riqueza verbal de las letras de Santiago Auserón.

http://blogs.elpais.com/papeles-perdidos/2010/05/discos-en-nubes-de-palabras.html#more

martes, 4 de mayo de 2010

ROSA MONTERO MANERAS DE VIVIR Cómo convertir el ‘Quijote’ en un ladrillo

http://www.elpais.com/articulo/portada/convertir/Quijote/ladrillo/elpepusoceps/20100502elpepspor_17/Tes

ROSA MONTERO 02/05/2010

Cada vez que llegamos al 23 de abril, Día del Libro, se nos llena la boca de proclamas de encendido amor a la lectura. Este año también ha sido así, naturalmente, y la fiesta ha mostrado su habitual catálogo de libreros quejosos, editores dolientes, escritores ansiosos de lectores. Somos un gremio algo llorica, el gremio de las letras, y todo el tiempo repetimos obsesivamente la misma canción: tenemos que fomentar el gusto por los libros, debemos inculcar el amor a la literatura en las nuevas generaciones, hay que hacer más lectores. Objetivos que comparto, desde luego, y que me parecen de perlas. El problema es que no sé cómo se compaginan todos esos propósitos tan buenos con los planes de estudio vigentes, que parecen diseñados maquiavélicamente para crear aborrecimiento hacia la lectura.

Para empezar por el principio: siempre me ha parecido una barbaridad obligar a los adolescentes a leer el Quijote. Y no sólo eso: la enseñanza de la literatura en la educación secundaria española es un completo disparate. Por ejemplo, en 3º de la ESO (catorce años) tienen que estudiar el periodo comprendido entre la Edad Media y el siglo XVIII. Chavales que no han leído jamás una novela por propio placer y que no han descubierto todavía que entre las páginas de un libro cabe el Universo, tienen que tragarse por narices el Mio Cid, que no sé si ustedes lo recuerdan o lo han leído, pero que desde luego es considerablemente espeso. “Con el agravante de que los programas de Historia y de Literatura no están coordinados, de manera que se les habla de épocas que ni siquiera han estudiado antes, lo que genera situaciones entre absurdas y grotescas”, dice Fernando López, un joven dramaturgo y narrador (a finales de año saldrá su segunda novela, La edad de la ira) que además lleva cuatro años dando clases de literatura en un instituto.

Hace unos días mantuve con Fernando una larga, instructiva y llorosa conversación: ya he dicho que las gentes de letras somos un poco plañideros. Pero es que la situación es como para soltar lágrimas gordas. Porque además entre estos chicos y chicas que tienen que leer literatura medieval a los catorce años hay numerosos emigrantes con grandes dificultades para hablar en español correctamente. Me imagino que para ellos sumergirse en el Cid debe de ser como aterrizar en Marte. Claro que a los españoles veteranos no les va mucho mejor, porque tampoco entienden una palabra del lenguaje y porque les importa un pimiento ese mundo tan raro y tan ajeno. Por otro lado, los planes de estudio están tan apretados y tan concentrados en cosas como la morfología y la sintaxis que los profesores que quieren dar otros contenidos y recomendar además otras lecturas no tienen casi espacio para moverse. Y encima se ven obligados a luchar contra la burricie de las familias: “Aunque sólo llevo cuatro años dando clase, ya ha venido algún padre indignado a preguntarme por qué su hijo pierde el tiempo leyendo cuando debería estar estudiando”, dice Fernando.

Luego entramos en el Bachillerato y la cosa sigue empeorando. Porque ahí, a los 17 y 18 años, es cuando se tienen que meter entre pecho y espalda el Quijote y La Celestina, dos textos verdaderamente maravillosos pero dificilísimos de digerir a esa edad. Los clásicos son una estación de llegada, no de partida. Hace falta haber leído y haber vivido bastante para poder gozarlos. La obligatoriedad de estas lecturas sólo convierte esas joyas en un muermo espantable, en un plúmbeo recuerdo que será una losa para toda la vida. Para peor, además, existe el general y apabullante consenso de que esos textos son lo mejor de la literatura española. De manera que a los chavales les dicen que se van a leer lo mejor de nuestra literatura y luego les obligan a meterse en vena esos ladrillos. Con lo cual, como señala Fernando agudamente, no es de extrañar que el pequeño porcentaje de muchachos que, a pesar de este tratamiento de shock, desarrollan un amor por la lectura, huyan todos en tropel despavoridos a leer a los autores extranjeros, y que den por sentado que los españoles somos unos pestiños y escribimos de cosas que no guardan relación alguna con sus vidas. En fin, me pregunto quiénes son los responsables de estos planes de estudio demenciales. Y me respondo: gente que no lee y que no ama los libros. De otro modo no se entiende semejante empecinamiento en la catástrofe.

domingo, 2 de mayo de 2010

La biblioteca oral de los lectores de Papeles Perdidos

Por: Winston Manrique Sabogal01/05/2010

La lectora - Alexi Zaitsev
"Salvaría Cien años de soledad porque así podrían preguntarme cómo llegó el hielo a Macondo", es la respuesta un tanto literaria y además descriptiva de la pasión con que Chus contaría o recitaría de memoria la novela de Gabriel García Márquez en el juego que planteé el Día del Libro, 23 de abril: ¿Qué obra literaria memorizaría para salvarla del fuego? Y esa es precisamente, la obra del Nobel colombiano, la más citada por los 184 lectores de Papeles Perdidos que se animaron a rendir un homenaje al libro al aceptar el juego planteado por Ray Bradbury en la introducción de su versión gráfica de Fahrenheit 451 y que yo he trasladado a ustedes. El resultado es una primera excelente y diversa biblioteca oral o del primer grupo de Hombres-Libro de Papeles Perdidos.

A Cien años de soledad (citada 8 veces), le siguen con cuatro menciones El guardián entre el centeno, de Salinger; El ingenioso hidalgo don Qujiote de La Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra; y Rayuela, de Julio Cortázar; y con tres menciones: Divina comedia, de Dante Alighieri; El origen de las especies, de Darwin; El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry; Iliada, de Homero; La isla del tesoro, de Stevenson; y Los miserables, de Victor Hugo. Todo esto según los comentarios dejados aquí hasta el 30 de abril que incluyen unos 80 títulos (si los nuevos comentarios que siguen llegando modifican esta primera lista lo haré saber).



Aunque este post no está planteado para establecer una competición de obras preferidas, ni mucho menos, me ha parecido justo reflejar el entusiasmo de ustedes y decir cuáles son los diez libros más citados, ya no sólo por la mención de la obra sino porque la mayoría ha explicado o justificado muy bien el motivo de esa elección. Respuestas que retratan la pasión por la lectura y la importancia que le dan a ella más allá del hecho narrativo y de entretenimiento en sí mismo a través de la mención de casi 80 títulos.

A pesar de que hay autores cuyas obras no están entre las diez más citadas, sus nombres sí aparecen mencionados varias veces con diferentes libros o cuentos. Es el caso de Jorge Luis Borges, George Orwell, J.R.R. Tolkien y el propio Ray Bradbury que nos ha incitado a todo esto.

Hay libros de todas las épocas, incluidos algunos muy contemporáneos como Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, de Murakami; o Austerlitz de Sebald; o 2666 de Bolaño. Pero me llama la atención, y comparto, la elección, o salvación hipotética, hecha por muchos de ustedes basada en aquel libro que les descubrió el amor, la pasión, el gusto, el placer, la necesidad o cualquier motivo clave para convertirse en lectores. Una especie de primer libro admirable y memorable como el recuerdo de un gran primer beso tan anhelado como correspondido. Ese que ya se queda para siempre en la memoria y entonces se busca una y otra vez, en este caso a través de otros libros, recuperar esa sensación inolvidable. Ahí están desde La isla del tesoro hasta El Principito, Alicia en el País de las maravillas pasanso por La historia interminable.

Lo mejor es que repasemos esta biblioteca oral y coral con algunas de las respuestas de ustedes que reflejan todo esto que acabo de decir.

"Iliada de Homero. Simplemente porque pienso que seria mas practico salvar los cimientos que el tejado", escribe con mucha sensatez Marta.

"Yo aprendería una a una todas las palabras de El Principito porque es el libro que querré explicar a mis hijos y a los hijos de mis hijos como a mí también me explicaron...no podría dejar que el olvido se lo llevara", dice convencida Sonia.

"LA DIVINA COMEDIA. Porque ahí se contiene lo mejor y peor de la humanidad: amor y odio, fe y razón, fantasía y realidad... expresado en la poesía más recia y delicada de todos los tiempos. De manera que si, con los años, se perdiese la noción de lo poético, bastaría con dar con esa obra para restaurarla", asegura Elzorro.

"El primero que me viene a la cabeza es, sin duda, La Historia Interminable. Tengo casi 38 años y lo sigo releyendo de vez en cuando, y casi con la misma emoción con que lo leí por primera vez hace más de 25 años cuando me lo trajeron los Reyes, en la primera edición de Alfaguara. Inolvidable", confiesa Abaris.

"Sin ninguna duda, salvaría ENSAYO SOBRE LA CEGUERA de Saramago, esa novela no debería de desaparecer jamás,porque retrata lo más horrible y al mismo lo más extraordinario de la naturaleza humana", recomienda Anna.

"El libro del desasosiego , de FERNANDO PESSOA. POR LA BELLEZA DE SU PROSA y por la sabiduría sobre los estados de ánimo de los humanos. Por el consuelo y compañía que me regala cada vez que lo abro", reconoce Marian.

"Memorizaría Pedro Páramo, de Juan Rulfo. Hermosa; íntima y universal al mismo tiempo. Además, su extensión y musicalidad facilitarían mi labor, sin duda", es la apuesta de Replicante Siete.

"Sin lugar a dudas, Cumbres Borrascosas. Sería horrible no poder volver a leerla", dice Benjamín Santana, y creo exactamente lo mismo ¡qué horrible sería! ya no sólo de esta novela si no de cualquiera que nos gustara mucho

"Sin pensarlo, sin dudarlo: RAYUELA, por Oliveira y la Maga, por aquellos que hablan de ríos metafísicos y por aquellos que los nadan. Porque nos encontramos con las tripas de la novela, con la literatura como juego y promesa", sentencia Almizkle.

"Pues dudo entre Moby Dick, Drácula, Madame Bovary o toda la prosa de Borges (su poesía la quemaría toda -eso no lo haría yo, Winston, de ningún libro-), las historias de Poe... pero no sé lo que pensaré dentro de dos minutos. Tantos tesoros... l@s compañer@s de papeles ya han citado otros cuantos, absolutamente dignos de la memorización... O a lo mejor dejaría que se qemaran todos los libros, porque todos llevamos dentro las grandes obras; sería cosa de ponernos a escribirlas otra vez. No pasaría nada. De todos modos, la pregunta tiene webs. Es como si te dicen qué cuadro del Prado salvarías, o si está más buena Lisa Edelstein o Claudia Schiffer o Judit Mascó, o si quieres más a tu papá o a tu mamá... No hay quien conteste sin sentir que hace trampa, y encima obligado a hacerla. Pero en fin, es un juego. Feliz Día del Libro a tod@s, y un abrazo a tod@s l@s que escriben y leen, especialmente a mis lectores, aunque como dijeron, entre otros, Borges y el último premio Cervantes, lo escrito, una vez escrito, no es obra de nadie", recoge muy bien Plumín en este párrafo el dilema de elegir una obra.

"1984 debería ser nuestro libro de cabecera, participar de la angustia de la habitación 101, es sin duda el mejor ejercicio que podemos hacer para apreciar y no descuidar la libertad de expresión", recomienda Marisa.

"Los miserables. De mayor quiero ser como Jean Valjean", zanja la discusión Salva en una declaración emotiva

"Las tragedias de William Shakespeare, todo está ahí", sintetiza Pinkas acertadamente.

Y termino esta breve antología de recomendaciones de ustedes con la respuesta de Pedro, sobre qué libro memorizar para salvar del fuego: "Absolutamente cualquiera que estuviera a mi alcance... Porque como dijo Cervantes (el mismo que por otro lado mandó a tantos a la hoguera) en boca de Don Quijote: "No hay libro tan malo que no contenga algo bueno".

Una última petición: como veo que siguen participando en los libros que les gustaría memorizar, por favor escribir sus comentarios en este mismo post (aunque pueden ver el original del 23 de abril con la pregunta exacta), y así no se confunden estas obras con las del post original que ha dado este primer resultado (aunque tendré en cuenta los comentarios aparecidos después del número 184). Ello con el fin de que si hay que actualizar o modificar más adelante esta Biblioteca oral de Papeles Perdidos resultará más fácil de esta manera

Gracias y buen fin de semana.

http://blogs.elpais.com/papeles-perdidos/2010/05/la-biblioteca-oral-de-los-lectores-de-papeles-perdidos.html