martes, 4 de noviembre de 2008

APERUCITA ROJA Y EL LOBO

CAPERUCITA ROJA Y EL LOBO


Estando una mañana haciendo el bobo
le entró un hambre espantosa al Señor Lobo,
así que, para echarse algo a la muela,
se fue corriendo a casa de la Abuela.
"¿Puedo pasar, Señora?", preguntó.
La pobre anciana, al verlo, se asustó
pensando: "¡Este me come de un bocado!".
Y, claro, no se había equivocado:
se convirtió la Abuela en alimento
en menos tiempo del que aquí te cuento.
Lo malo es que era flaca y tan huesuda
que al Lobo no le fue de gran ayuda:
"Sigo teniendo un hambre aterradora...
¡Tendré que merendarme otra señora!".
Y, al no encontrar ninguna en la nevera,
gruñó con impaciencia aquella fiera:
"¡Esperaré sentado hasta que vuelva
Caperucita Roja de la Selva!"
-que así llamaba al Bosque la alimaña,
creyéndose en Brasil y no en España-.
Y porque no se viera su fiereza,
se disfrazó de abuela con presteza,
se dio laca en las uñas y en el pelo,
se puso la gran falda gris de vuelo,
zapatos, sombrerito, una chaqueta
y se sentó en espera de la nieta.
Llegó por fin Caperu a mediodía
y dijo: "¿Cómo estás, abuela mía?
Por cierto, ¡me impresionan tus orejas!".
"Para mejor oírte, que las viejas
somos un poco sordas". "¡Abuelita,
qué ojos tan grandes tienes!". "Claro, hijita,
son las lentillas nuevas que me ha puesto
para que pueda verte Don Ernesto
el oculista", dijo el animal
mirándola con gesto angelical
mientras se le ocurría que la chica
iba a saberle mil veces más rica
que el rancho precedente. De repente
Caperucita dijo: "¡Qué imponente
abrigo de piel llevas este invierno!".
El Lobo, estupefacto, dijo: "¡Un cuerno!
O no sabes el cuento o tú me mientes:
¡Ahora te toca hablarme de mis dientes!
¿Me estás tomando el pelo...? Oye, mocosa,
te comeré ahora mismo y a otra cosa".
Pero ella se sentó en un canapé
y se sacó un revólver del corsé,
con calma apuntó bien a la cabeza
y -¡pam!- allí cayó la buena pieza.
Al poco tiempo vi a Caperucita
cruzando por el Bosque... ¡Pobrecita!
¿Sabéis lo que llevaba la infeliz?
Pues nada menos que un sobrepelliz
que a mí me pareció de piel de un lobo
que estuvo una mañana haciendo el bobo.
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Escritor nacido en Gales el 13 de Septiembre de 1916, murió en Inglaterra el 23 de Noviembre de 1990. Al dejar el colegio, consiguió un empleo en la compañía Shell, porque estaba seguro que lo enviarían al exterior. Y así fue. Fue enviado a África donde encontró las aventuras que deseaba: calor, cocodrilos, víboras y safaris. Vivió en la jungla y sufrió malaria. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial viajó a Nairobi y se unió a la Real Fuerza Aérea. Fue piloto de guerra; derribaba aviones alemanes y él también fue derribado. Luego de 6 meses en el hospital, volvió a volar. En 1942 fue a Washington donde comenzó a escribir sus cuentos. En 1943 publicó su primer libro infantil con Walt Disney, Los grendelines, y en 1945 apareció su primer libro de historias cortas en Estados Unidos. Sus libros están hechos de fantasía y sobre todo de mucha imaginación. Siempre son un poquito crueles, pero siempre con humor, una mezcla entre lo cómico y lo grotesco. Recibió numerosos premios, como el "Edgar Allan Poe Award".
Presentamos en esta edición 3 cuentos del libro “Cuentos en verso para niños perversos” (Revolting rhymes).

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