Son millones las plantas que están registradas en los herbarios de los botánicos de todo el mundo. Se trata de colecciones de muestras secas que se clasifican y catalogan de forma muy detallada con el fin de utilizarlas para la enseñanza y la investigación. ¿Cómo llegan hasta allí? De la mano de los científicos que las mandan alos jardines botánicos, donde las clasifican y guardan. De esta forma se han creado bibliotecas de plantas ordenadas meticulosamente según el país de origen, la familia a la que pertenecen o sus características.
Las dos mayores colecciones de plantas que hay en el mundo se encuentran en San Petersburgo y en París. Ambas tienen registradas ocho millones de muestras. Sólo en el Real Jardín Botánico de Madrid hay nada menos que 1.200.000 pliegos de plantas secas clasificados.
Los herbarios. Cumplen la importante función de almacenar y clasificar plantas para que no se pierda la información sobre ellas en caso de que se extingan. Cada planta es un tesoro que nos aporta importantes datos
sobre un ecosistema. Todavía hay algunas por descubrir (actualmente hay catalogadas en todo el mundo 300.000 especies) y pueden tener usos medicinales. Así es que la reserva botánica de nuestro planeta puede ser comparada con una gigantesca farmacia.
Para que toda esta información se conserve en buen estado a lo largo de los siglos debe ser recopilada correctamente. Para empezar, la muestra se coloca entre papeles de periódico, algo parecido a lo que hacemos cuando guardamos una flor en un libro; se seca en prensas de madera y se congela, para acabar con los posibles insectos u hongos que pueden llegar a comerse la muestra. De esta forma, el ejemplar se conservará a medio plazo. Para mantener las muestras en buen estado por mucho tiempo, recolocan las plantas secas sobre papeles especiales que no contienen materiales ácidos. ¿Sabes por qué se utiliza el papel de periódico? Porque es absorbente y así ayuda a eliminar rápidamente la humedad de la planta. Además es barato, se consigue en cualquier rincón del mundo y se puede reutilizar una vez que se seca sobre un ecosistema. Todavía hay algunas por descubrir (actualmente hay catalogadas en todo el mundo 300.000 especies) y pueden tener usos medicinales. Así es que la reserva botánica de nuestro planeta puede ser comparada con una gigantesca farmacia.
Para que toda esta información se conserve en buen estado a lo largo de los siglos debe ser recopilada correctamente. Para empezar, la muestra se coloca entre papeles de periódico, algo parecido a lo que hacemos cuando guardamos una flor en un libro; se seca en prensas de madera y se congela, para acabar con los posibles insectos u hongos que pueden llegar a comerse la muestra. De esta forma, el ejemplar se conservará a medio plazo. Para mantener las muestras en buen estado por mucho tiempo, recolocan las plantas secas sobre papeles especiales que no contienen materiales ácidos. ¿Sabes por qué se utiliza el papel de periódico? Porque es absorbente y así ayuda a eliminar rápidamente la humedad de la planta. Además es barato, se consigue en cualquier rincón del mundo y se puede reutilizar una vez que se seca.
Datos imprescindibles. En un pliego de herbario deben figurar los siguientes datos: el nombre de quien recoge la muestra, dónde ycuándo se hizo, tipo de suelo (arcilloso, pedregoso, etcétera), referencias sobre el lugar donde se encuentra la planta, por ejemplo, cerca de un río de determinado nombre, al lado de una montaña o a cierta distancia de determinada localidad. Los datos son imprescindibles para clasificar la planta, porque sin ellos no se puede registrar.
Para que una muestra pueda ser útil para la ciencia hay que recogerla teniendo en cuenta que si tiene frutos o flores hay que incluirlos, así como si presenta dos tipos de hojas. No se necesita recoger una gran cantidad y no se debe arrancar de raíz, porque puede estar en peligro de extinción. Recoger muestras no implica arrasar la zona.
Tú también puedes ser recolector de plantas. Empieza con las que encuentres cerca de casa, busca en libros o en Internet cuál es su denominación científica y anota en el cuaderno todo lo que sepas sobre ellas. Quizá descubras una nueva especie que quede bautizada con tu nombre.
EL PEQUEÑO PAIS
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