Tenemos un perro en casa. Saramago
11 de agosto
Tenemos un perro en casa, llegado no se sabe de dónde. Apareció así, sin más, como si hubiese andado buscando dueños y finalmente los hubiese encontrado. No tiene las maneras del vagabundo, es jovencito y se le nota que fue bien enseñado donde vivió antes. Se asomó primero a la puerta de la cocina mientras almorzábamos, sin entrar, mirando apenas. Luís dijo: «Hay ahí un perro». Movía levemente la cabeza a un lado y a otro, como sólo saben hacerlo los perros: un verdadero tratado de seducción disfrazada de humildad. No soy entendido en animales caninos, sobre todo si pertenecen a razas menos comunes, pero éste tiene todo el aire de ser un cruce de perro de aguas y fox terrier. Si no aparece el legítimo dueño (otra posibilidad es que el animal haya sido abandonado, como sucede tantas veces en esta época de vacaciones), vamos a tener que llevarlo al veterinario para que lo examine, vacune y clasifique. Y hay que darle un nombre: yo he sugerido Pepe que, como se sabe, es el diminutivo español de José... Mañana será lavado y espulgado. Ladra bajito, por lo pronto, como quien no quiere incomodar, pero parece tener ideas claras en cuanto a sus intenciones: mi casa es ésta, de aquí no me muevo.
José Saramago
Cuaderno de Lanzarote
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